"Las Tres Reinas Magas" de GLORIA FUERTES

Gaspara:
¡Ay, madre del amor hermoso,
qué viaje tan horroroso!
Entre la tos del camello
y el continuo triquiteo
triquitraque, triquiteo
entre sus jorobas me mareo.
A Melchora y a servidora
¡nos ha jorobado el vehículo!

Baltasara:
Pues yo no veas que tonteas; como haciéndome un favor me otorgasteis o emplumasteis el famélico y utilitario dromedario que resulta que es dromedaria -hasta su nombre es difícil, y me he pasado el viaje escurriéndome de la giba, hacia delante o hacia atrás según el terreno-, y no os disteis cuenta que más de tres veces, involuntariamente, me escurrí en marcha.

Melchora:
¿En marcha te apeaste?

Baltasara:
No me gusta ese verbo. ¡Qué palabreja!… ¡Apear!… Perdonadme; es que estoy de mal humor. Desde luego estoy “negra”.

Melchora:
Desde luego, no; desde siempre, desde que has nacido.

Baltasara:
Qué chiste más viejo, alteza. Olvídame, tango… Estoy negra, o malhumorada, porque mira el lío que armaste, Melchora, para servidora. Mira que desorden de mirra, incienso y los lingotes. Estoy de lingotes hasta el cogote. En la próxima etapa los vas a llevar tú, guapa, que has hecho el viaje repanchingada como una reina mora, sin más envoltorios que los bocadillos y las galletas.

Gloria Fuertes
(En ‘Las Tres Reinas Magas’, Editorial Escuela Española, Madrid 1979).

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